La otra noche, mientras charlaba con mis hermanos, descubrí que ya no quería morirme. Porque muchas veces desde que te fuiste pensé que ya no tenía sentido seguir viviendo. Demasiado dolor. Más de una vez fantaseé con evaporarme. No quise contártelo para no hacerte sentir más culpable. Abrir la llave de gas y dormir el sueño de los justos. Y hace unas horas me descubrí riendo con mis hermanos, con Camila. Enfermo que come no muere decía la abuela. Y cuando ríe la curación está cercana, agregaría yo. Recuerdo la frase de una novela, no sé cuál, Moriré como nací, sola de hombre.[1] Pero mis manos no están tan vacías. La facultad, mis libros, mis hermanos, mi enorme familia. Quizás escribir de nuevo. Tendré que encontrar la manera de seguir sin vos. Pensaré en ello mañana, en Tara[2], fue la frase final de Scarlett. Mi Tara, La Victorica.
Me quedé dormida con la luz encendida. La apago. A través de la ventana veo la luna. Cuernos al oriente, cuarto creciente; cuernos al levante, cuarto menguante me enseñó la abuela. Hay luna creciente, entonces. Pronostican para mañana un hermoso día.
[1]"Parto sin amor", novela de Yima Santa Cruz.
[2]"Lo que el viento se llevo", película de Victor Fleming (1939), Scarlett O'Hara es su protagonista.