¿Quién sos? repite Magda ante mi silencio. Demoro la respuesta consciente del dolor adicional que voy a proporcionarle. Cómo arrogarme el derecho de contarle lo que seguramente vos ibas a ocultar. Esto no tiene retorno dijiste no voy a poder vivir sin vos, sencillamente no voy a poder. Quiero subir las escaleras y pedirte que sigas viviendo, asegurarte que desapareceré de tu vida, ahora, para siempre. ¿Quién mierda sos? Recién ahora me mira de frente. La cara se le desarma. ¿Elisa? pregunta ¿Elisa? Por el altoparlante anuncian familiares de Javier Salazar acercarse a la unidad coronaria. Las palabras me atraviesan como cuchillos. Me olvido de Magda y me abalanzo hacia la salida. Quizás ella también se olvida de mí porque no intenta detenerme. Pregunto. Magda me sigue. Nos perdemos. Laberinto de pasillos. Pregunta ella. Subimos a un ascensor repleto que nos evita el contacto. No quiero llegar. Suspenderme en el tiempo. Abolirlo. La puerta, sediciosa, se abre. Increíblemente solo bajamos las dos. Un cartel con una flecha nos ahorra decidir quién averiguará. Frente a la puerta un médico espera. ¿Familiares de Javier Salazar? pregunta aunque nuestra cara de espanto no debe de dejar dudas soy el doctor Smith se presenta hicimos todo lo que pudimos dice y yo quisiera taparle la boca hay que impedir que siga hablando fue un infarto masivo del miocardio, lo lamento mucho. A falta de espejo el rostro de Magda me devuelve el mío. Preciso el documento para el acta de defunción pide. Percibo el desconcierto de Magda. Sus labios amagan con abrirse, pero antes de que se deslicen las palabras extraigo de mi cartera tu billetera, porque ella es tu mujer, y se la extiendo. Ella busca tu DNI y se lo entrega. Recuerdo entonces, qué absurdo, cuando te acompañé a renovarlo. A todo te acompañaba. Lo habías perdido en un recital. Mercedes Sosa. Regresábamos cantando a dúo Gracias a la vida [1]cuando te diste cuenta del extravío. Fuimos muy temprano. Finalizado el trámite desayunamos café con leche con medialunas en un bar. ¿Dónde? le pregunta Magda y no sé a qué se refiere. Yo estoy desayunando con vos.
A veces me pregunto cómo seguí viviendo. Quizá hace semanas que estoy muerta y actúo de viva. Si tiene que vivir, vivirá dijo mi abuela cuando nací. ¿Tengo que vivir?, ¿merezco vivir sin vos?
El médico se va. Quedamos las dos solas. Andate me dice. ¿Irme?, ¿dejarte? ¿Puedo verlo? pido. Andate repite. Por favor suplico. ¡Fuera, carajo! grita. Entonces me voy.
Trágico y triste final...
ResponderBorrar¡Qué tristeza!
ResponderBorrarUna situación espantosa para ambas.
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